
Se aferró a mirar su teléfono, donde tiene la última foto de su hija. No sabe dónde está y si se encuentra viva en alta mar. El grupo fue enviado en una pequeña embarcación de madera, sin mucha gasolina y con una alerta de mal clima en la zona, destacó El Diario.
“Estoy desesperada. No sé si mi hija ha comido o bebido algo. Por favor, somos hermanos. A las autoridades les digo que vean en su corazón que son niños y que son vulnerables. Están indefensos, merecen atención. No importa si no son trinitarios, si son alemanes, si son chinos, nadie merece ser tratado de esa manera”, expresó Figueredo en declaraciones exclusivas a Guardian.
“Por favor, vean en su corazón que son niños, son vulnerables, están indefensos, merecen atención. No importa si no son trinitarios, si son alemanes, si son chinos, no los tratas así”, dijo en español, tratando de apelar a las autoridades para asegurarse de que su hija, junto con los otros niños en el barco, estarían a salvo.
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