La bóveda del miedo

Opinión | diciembre 10, 2021 | 6:20 am.

Hace unos años, durante una conferencia en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Carabobo, el politólogo John Magdaleno hizo referencia a la posibilidad; en medio del proceso de agudización autocrática que se manifiesta en una deriva desde un autoritarismo competitivo a un autoritarismo no competitivo; de la expansión en la sociedad del fenómeno de la “bóveda del miedo”.

Ese fenómeno se refiere a aquel contexto distópico en el que una sociedad, desprovista de referencias políticas alternativas a la coalición autoritaria; contaminada por el régimen policíaco de desconfianza en todo y en todos; traumada por la persecución; la represión y la violencia; bajo condiciones materiales de precariedad en el grueso de la población; sea empujada a abandonar toda esperanza de cambio, a tener miedo a pensar, a bajar la voz frente al poder y ajustar su conducta a la lógica de la sobrevivencia.

Eso es lo que vivió la España de Franco con posterioridad a la Guerra Civil y lo que vivió Cuba luego de “Bahía de Cochinos”, el miedo condena a la sociedad al silencio y este a la perpetuidad del régimen autocrático.

En aquel momento, admito, veía lejana esa distopía ya que eran los años en que la esperanza brotaba en todas partes tras los resultados electorales que dieron la victoria a la Unidad en 2015. Los hechos demostraron que la dictadura carecía de límites morales y que sería capaz de convertir a Venezuela en un cementerio antes que separarse del poder, la decisiones fueron tomadas en Miraflores y todo el país vivió el trauma económico del año 2016, la represión del 2017 y el fraude electoral de 2018, justo allí fue el hito en que se inauguró la fase del autoritarismo no competitivo.

Luego vinieron otros hechos que confirmaron los peores presagios, la inhabilitación de los partidos y su posterior secuestro de tarjetas, símbolos y sedes, la anulación judicial del Referéndum Revocatorio gestionado por la Unidad y, justo por ello, la inhabilitación de la misma tarjeta de la Unidad. Muchos dirigentes terminaron presos, en el exilio, asesinados o perseguidos. Los medios de comunicación, ya amenazados, son ahora rigurosamente censurados, hay palabras, nombres y situaciones que simplemente son impronunciables en las pocas radios y televisoras que quedan. Todo esto conduce, claramente, a la “ausencia de referencias políticas alternativas a la coalición autoritaria”.

Hay un hecho paradigmático que puede ayudarnos a darnos luces sobre si el fenómeno de la bóveda del miedo es real o no, Enzo Scarano, dirigente político que tuvo que exiliarse por la persecución del régimen autocrático fue hasta ese instante un liderazgo regional en Carabobo sumamente popular por su gestión gubernamental en el municipio San Diego.

Pues bien, sus 4 años de exilio finalizaron tras las negociaciones en México y pudo regresar a su país e inscribir su candidatura a las elecciones regionales del 21N. Al efectuarse distintos estudios de opinión, el hallazgo estadístico fue que pese a 4 años de ausencia, Enzo Scarano descollaba frente a cualquier otro dirigente opositor. ¿Qué nos dice eso? Pues que tal parece que entre medios de comunicación controlados, persecución y represión, los dirigentes políticos que si estaban en Carabobo durante la ausencia de Enzo Scarano no lograron, ni por asomo, hacerse notar. La gente solo tiene referencias del pasado porque no hay referencias en el presente. Eso, en parte, también explica el triunfo electoral de Rosales en el Zulia y de Galíndez en Cojedes.

Si asumimos que nos encontramos en el peor de los escenarios y que la bóveda del miedo avanza de forma constante, debemos asumir tácticamente que la lucha política en Venezuela está cambiando de naturaleza y la Plataforma Unitaria enfrenta un reto existencial.

En principio, sugeriría 1) aferrarnos por todos los medios a disposición, a mantener la legalidad de la lucha política de la Plataforma Unitaria. Sin ella, daremos la excusa perfecta al gobierno de facto para eliminar físicamente a los dirigentes. Sin dirigentes, no hay posibles dirigidos, no hay movilización, no hay protesta, no hay otras voces, solo el monólogo del poder. 2) El 21N no le dio a la Plataforma Unitaria muchas gobernaciones y alcaldías, pero si le dio muchos legisladores y concejales, incluso hasta en los rincones más inhóspitos. Esos son rostros legitimados por los votos, con espacio institucional, potenciales voceros que deben aprovecharse al máximo para dotarnos de visibilidad ante la sociedad civil y la población general, mucho más si su voz refleja los intereses del conjunto de la sociedad. 3) la Plataforma Unitaria podría evaluar la conformación de “gobiernos de sombra” en todos los municipios y estados, es decir, usar intensivamente la vocería especializada y sectorial disponible para mostrarnos como alternativa real y creíble frente a la dictadura.

Todo esto es más fácil decirlo que hacerlo. Lo cierto es que si no lo hacemos, si no asumimos el reto existencial que el cierre de la bóveda del miedo supone, la derrota frente a la maldad no solo será contra la Plataforma Unitaria, será contra toda Venezuela, contra cada hombre, mujer y niño nacido en este país.

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