La posverdad de la observación electoral

Opinión | octubre 10, 2021 | 6:26 am.

Me encontré asombrosamente dándole la razón a Jorge Rodríguez cuando airadamente le respondió a Josep Borrell, Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que para qué iban a venir a observar las elecciones del 21N si no era para legitimar al régimen: “¡…la verdad es que mejor y no vengan!”. ¿Y que fue lo que enfureció tanto al representante principal del régimen en el diálogo de México? Simplemente que será la misma misión de la UE la que determinara si las elecciones son legitimas o no. Nada menos…

Y Rodríguez tiene razón. Desde la perspectiva del régimen, si lo que se quiere es legitimar un acto electoral profundamente ilegitimo de un régimen de igual calaña, me hubiera molestado de igual forma con Borrell al cambiar los términos de esa observación socialista. Si yo tuviera en su lugar hubiera dicho exactamente lo mismo: ¿¡y para que me sirven entonces!? El régimen desea –y con razón- que la Comunidad Internacional bendiga ese acto al que no se puede llamar elecciones.

Pero Josep Borrell dijo algo con lo que justificó esa declaración y que precisamente fue lo que en algún momento advertí como la trampa en la que caería la oposición si decidía aceptar irse a elecciones con el régimen: “El reconocimiento que ahora están dando oficialmente a ese evento electoral significa que cualquier país que le haya dado el reconocimiento a Juan Guaidó podrá dejar de hacerlo, porque si en nuestro propio país quienes supuestamente se oponen al régimen deciden de manera oficial que sus elecciones “casi” justas son válidas para ellos, nadie afuera en su sano juicio tiene porque decir lo contrario”. ¡Y esa fue precisamente la salida de Borrell! Dijo prácticamente “si ellos las reconocen, ¿por qué yo no las iba a reconocer?”: «Si la oposición decide ir y eso es un camino que permite abrir una brecha y conseguir una mayor institucionalización de la oposición, ¿voy yo a decir que no mando una misión porque las elecciones son fraudulentas?». Borrell no iba a ser más papista que el Papa, y todavía falta que empiecen a dejar de reconocer a Guaidó…

Pero más allá de todo eso está lo que perciben los venezolanos como verdad. Una cosa es que una observación electoral venga a legitimar con su sola presencia un acto ilegitimo del régimen, y que ya hemos denunciado públicamente ante la Unión Europea y la Comunidad Internacional, y otra muy diferente es que Borrell, en nombre de la UE, diga que su Misión es la que decide si ese adefesio del régimen y su oposición colaboracionista para el 21N es o no una elección libre, justa y verificable. Esto es, que Borrell y su Misión le pondrían el sello de calidad a unas elecciones que ya de suyo son ilegítimas, cosa que Josep Borrell sabe de sobra. ¿Y quien en su sano juicio se pondría en las manos de semejante chantaje? Rodríguez podrá ser un delincuente electoral pero no tiene una pizca de pendejo al no dejar que Borrell maneje una verdad como posverdad.

¿Y qué es una posverdad? De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, la posverdad es la “1. f. Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. Borrell le está diciendo al mundo que el hecho objetivo de que una elección como la del 21N no será legitima hasta que ellos lo digan Y eso es falso. Por eso estoy de acuerdo con Rodríguez. Pero esa elección ya es ilegitima porque no se cumplieron los extremos legítimos para su convocatoria, comenzando por la designación de un CNE legitimo de una Asamblea Nacional legítimamente electa. Es por eso que Borrell y su Misión no deciden eso, sin contar con el hecho de que ellos, dentro del marco de su propio Manual de Observación Electoral, solo pueden actuar en procesos electorales en países donde se respeten los Derechos Humanos, cosa no posible en la Venezuela del régimen de Nicolás Maduro Moros.

“En cultura política, se denomina política de la posverdad (o política posfactual) a aquella en la que el debate se enmarca en apelaciones a emociones desconectándose de los detalles de la política pública y por la reiterada afirmación de puntos de discusión en los cuales las réplicas fácticas ―los hechos― son ignoradas. La posverdad difiere de la tradicional disputa y falsificación de la verdad, dándole una importancia «secundaria». Se resume como la idea según la cual «el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad”.

¿Cuáles hechos se están deliberadamente ignorando aquí en términos de la política pública y por quienes? Que esas elecciones regionales son irritas e ilegitimas. ¿Por quienes? Por el régimen y su oposición comprada. Los hechos son deliberadamente ignorados por los actuantes y todos los venezolanos que decidieron no seguir resistiéndose al régimen decidieron hacerse de la vista gorda, ignorando esa realidad. Se le da una importancia secundaria al hecho trascendental de la verdad que no existe una Asamblea Nacional legítima ni un CNE legítimo, siendo más importante la verdad aparente que la propia verdad. Esa es la definición clásica de la posverdad…

Si los venezolanos decidimos ver hacia otro lado el 21N y asistir a eso que está convocando el régimen como elecciones regionales, seguiremos en esta pesadilla escondiendo la verdad. Para eso entreguemos de una vez las banderas opositoras y aceptemos al socialismo castro-chavista-madurista, que es lo que ellos desean por desgaste. La verdad es una sola por más que duela: a partir del 21N no habrá oposición oficial en Venezuela sino el mezclote pastoso resultante de una mentira colaboracionista: Régimen + MUD / FA + Mesita. A partir del 21N habrá que buscarse una nueva oposición, esa es la única verdad…

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/
Email: [email protected]
Twitter:@laguana
Instagram: @laguana01
Telegram: https://t.me/TICsDDHH