El pago por la página patria: Instrumento para el control social

Opinión | abril 16, 2021 | 6:18 am.

La calidad educativa no ha sido nunca el objetivo central del régimen. No hemos presenciado durante estos 21 años una actualización curricular con miras a elevar la formación de los estudiantes ante los retos que impone la era digital, tal como ocurre en los países más avanzados del planeta. La preocupación del gobierno de facto ha sido el control social. El adoctrinamiento político en muchos de los textos escolares es una muestra fehaciente de ello. Vivimos, desde 1999, una transición política hacia un sistema socialista, como los que existieron en la Europa del Este o la desaparecida Unión Soviética bajo el pensamiento marxista-leninista y como el que sobrevive en la Antilla Mayor. Tutores estos de esta transición en Venezuela.

Este anacrónico proceso va destruyendo a su paso, calculadamente, todo vestigio de institucionalidad democrática que queda en el país. La educación no escapa de tal propósito. La formación cívica que antes conocimos, donde la pluralidad de ideas y la libertad de conciencia eran enseñadas, se suplieron por una visión claramente propagandista a favor de los sistemas socialistas de pensamiento único, a partir de una supuesta virtud política que le otorga una mayor moralidad ante el capitalismo.

Mientras el mundo va dejando atrás la quimera comunista (hoy hay apenas 5 países, a saber: Corea del norte, Cuba, China, Laos y Vietnam. Los 3 últimos con importantes reformas al libre mercado), Venezuela, pareciera regresar a la guerra fría. La política neototalitaria del chavismo-madurismo persigue entronizarse en el poder de forma omniabarcante. Bajo ese esquema, la educación es un instrumento más al servicio del establecimiento del sistema. Toda política que sale del Ministerio de Educación tiene el fin de generar afinidad al régimen, a través del adoctrinamiento y la propaganda; cuando no, coacciona, chantajea o persigue la disidencia magisterial. Vale decir, una lealtad ciudadana a cualquier costo.

El régimen vive su peor momento de popularidad. ¿Qué hace? Ejercer mayor control sobre la población para evitar que el descontento se organice y se manifieste. Los ministerios indignamente hacen lo propio. El pago de la nómina por la página patria busca amedrentar a los educadores del país. Los obliga a responder filialmente a un nefasto régimen que les quitó la calidad de vida, los empobreció hasta niveles inhumanos.

Esta nueva violación a la Contratación Colectiva y a la Constitución se efectúa sin ningún tipo escrúpulo. El socialismo del siglo XXI tiene por moral realizar hasta lo inadmisible, incluyendo actos ilegales e inconstitucionales, por mantener o profundizar “la revolución”. Este acto inescrupuloso no hace sino aumentar el rechazo. ¿Quién iba a imaginar que los docentes para cobrar el bono de compensación laboral de los trabajadores públicos Simón Rodríguez tenían que responder en la página patria, sin importar que la información sea falsa, que participaron en el Congreso ideológico Bicentenario que realizó el régimen? Esta inmoralidad ilustra la clase política que dirige los destinos del país. La dignidad y la libertad de conciencia pretenden impedirlas con amenaza de hambre. Sobran aquí los adjetivos despreciativos.

Todas las políticas públicas tienen la misma finalidad: conservar el poder a través del control social. Verbigracia, las comunas. No están para empoderar al pueblo. Es una falacia. Están como control social para desde allí hacer proselitismo e imposibilitar la libertad política de los ciudadanos. Igual sucede con las bolsas Clap (cada día más desmanteladas), el surtimiento del gas doméstico y un largo etcétera. La educación no podía estar fuera de esta política de Estado.

Ante un régimen de tal catadura indecente no cabe diálogo posible, puesto que se impone por la fuerza de los poderes fáticos. Las acciones meramente declarativas o jurídicas, necesarias indiscutiblemente, no son suficientes. Se requiere de una estrategia más pertinente a la naturaleza de este sistema. Los profesionales de la educación debemos dar una respuesta contundente para desmantelar la mentira y la impudicia. Realizar acciones escalonadas, cada vez de mayor fuerza, como el paro general, sea legal o no. Acciones, en definitiva, frontales y decisivas. Entendamos que este es un conflicto político, no normativo. Los docentes universitarios lograron parar el pago de la nómina por la página patria. ¿Por qué los docentes de educación básica no, aun cuando tienen más federaciones? Es una pregunta que gravita en la mente de muchos educadores.

Los profesionales de la educación de todo el país -lo saben- representan un gran muro de contención para el avance del socialismo del siglo XXI, como el pueblo venezolano en general. Resisten estoica y gallardamente. No se dejan quebrar. Todo cuanto hace este gobierno de facto lo vuelve más impopular. Son muchos los docentes que no siguieron el chantaje de responder en la página patria realmente lo que querían saber: ¿quiénes están o no están con la dictadura? A la manera de otra lista más. No podrán hacer las acostumbradas retaliaciones políticas, porque la inmensa mayoría de los maestros del país apostó por su dignidad.