Personajes de mi pueblo (Pedro Emilio Rojas Vargas) (Pejas)

Opinión | febrero 21, 2021 | 6:18 am.

En el fondo, son las relaciones con las personas lo que da valor a la vida” Wilhelm Von Humboldt

Don Pedro Emilio Rojas Vargas, nuestro fraterno amigo y recordado con el cariño y el afecto con el seudónimo que hizo historia en el periodismo deportivo local “Pejas”, fue el segundo fotógrafo que laboró en diario Antorcha.

En esa actividad inició sus pasos como periodista autodidacta hasta que se consagró como reportero deportivo y columnista de lujo. Todos los martes la columna de “Pejas” era lectura obligada, no sólo de los deportistas, sino de amplios sectores de la comunidad los cuales veían reflejado sus reclamos, angustias y aspiraciones, tratados de forma objetiva, seria y responsable, siempre en la búsqueda de que las autoridades competentes solucionaran los ingentes problemas que los aquejaban y aquejan. Un vocero del pueblo.

El primer fotógrafo de Antorcha fue don Higinio Meléndez, “El chino”, quien contaba con el apoyo intermitente de un aficionado como lo fue don Carlos Wong. Luego el diario Antorcha, en la etapa de su consolidación, contrató a Pedro Emilio Rojas Vargas, quien pasado el tiempo hizo equipo con Luís La Roche Abreu, Luís Edmundo Barrios Rodríguez y Rómulo Martínez. De ese cuarteto, Pedro y La Roche mantuvieron su actividad hasta que prematuramente desaparecieron físicamente, pero indiscutiblemente, continúan presentes en la memoria de sus fraternos amigos y forman parte importante de la historia romántica y de oro de nuestro rotativo de Oriente y la ciudad. Reporteros gráficos y luchadores sociales.

Con “Pejas” me unió una larga, fructífera, leal y consecuente amistad a prueba de misiles. Cuando me correspondió ser directivo de “Los Criollos de El Tigre” se consolidaron esos lazos de amistad. En ese tiempo, siempre contamos con su apoyo desinteresado, consecuente y solidario.

Es indudable, que también, lo impulsaba su pasión por el deporte de las 4 esquinas. Poco después en mis inicios como dirigente juvenil del partido del pueblo conté con su apoyo incondicional. Todos los eventos políticos, deportivos, sociales o de cualquier índole dónde participaba, mi amigo “Pejas”, los reseñaba en forma destacada en informaciones o en su leída columna. Es justo reconocer, que si en ese soporte mi carrera política, hubiese tenido una grieta mediática muy importante. Fuimos amigos hasta su muerte y hoy a 16 años de su partida puedo decir, sin un ápice de dudas, que le estoy y le estaré eternamente agradecido. Es más, recuerdo que, cuando le agradecía sus invalorables iniciativas para ayudarme, con la humildad que le caracterizaba, siempre me decía “Tranquilo, chamo, no te preocupes usted es mi concejal amigo”

Muchas cosas fluyen a mi mente con relación a mi amigo “Pejas” Innumerables momentos compartimos juntos. Conocí su calidad humana y sus preocupaciones por el deporte local, regional y nacional. Emprendí con “Pejas” la lucha por la consecución del estadio de “Los Criollitos” que hoy merecida, acertada y justicieramente lleva su nombre. Como secretario juvenil de Acción Democrática y concejal en la época del gobierno de Jaime Lusinchi y ejerciendo la gobernación nuestro desaparecido amigo, el Prof. Juan Medina Lugo, “Pejas” No cejaba en su empeño y me lo recordaba todos los días. ¿Hablaste con el gobernador? ¿Qué te dijo? ¿Cuándo aprueban la primera partida presupuestaria? Eran las preguntas que me hacía en todos los frecuentes encuentros. Era obsesivo en esa lucha.

En honor a la verdad, debo reconocer que tuvimos una gran receptividad con el Prof. Juan Medina Lugo, en cuya administración se dio, inicio a la construcción del estadio. En su gestión, se adelantó más del 90% y luego fue concluido e inaugurado por el Dr. Otto Padrón Guevara quien lo sustituyó en la primera magistratura regional. Don Bernardo González, siempre nos recordaba que, en el Directorio Nacional de Criollitos de Venezuela del cual era miembro en el momento de la inauguración, acogió por unanimidad el nombre del fraterno “Pejas” para el estadio. Honor a quien honor merece. Hoy el semillero del béisbol en la mesa de Guanipa está abandonado y carente de la ayuda oficial. ¿Qué pasaría si estuviera vigente la columna de Pejas? Fuera tanto el lamento que el alcalde y gobernador, hubiesen hecho un presupuesto conjunto para remozarlo o estuviesen peleándose para remozarlo, repararlo y ponerlo a tono con las exigencias de nuestros niños amantes al deporte. Es una maravillosa obra.

Me contaba el fraterno amigo Pedro Emilio Rojas Vargas cómo surgió el seudónimo de “Pejas” Una tarde en la redacción de Antorcha conversando con el periodista Jesús González se les ocurrió la idea y ambos comenzaron a idear y escribir nombres que hicieran juego con sus nombres y apellidos. Jesús le recomendó “Pe” de Pedro y “jas” de Ro-jas y Pedro le hizo juego a Jesús González con “Jess” eliminando la “ú” de su nombre de pila. Ambos comenzaron a utilizar esos seudónimos y hoy después de esa afortunada ocurrencia, quedaron patentados para toda la vida. ¿Quién no identificó a Pedro con “Pejas y quien no identifica a Jesús González con “Jess” en todo el estado Anzoátegui y Venezuela? Ambos de larga y dilatada trayectoria en el mundo de la comunicación social.

Anécdotas de Pedro Emilio Rojas Vargas, el fraterno amigo “Pejas”, tengo un arsenal. Habrá momento para revivirlas. Nuestro común amigo Manuel Díaz Bras (+) en el desaparecido, pero muy popular restaurante “Castelo Branco” nos preparó unos cuantos pollitos con espagueti, los cuales degustamos en muchas oportunidades junto a mi hijo Cheito y su linda niña Elimar, los fraternos Aquiles Lambert Marcano, el poeta del Castillo de Arena, Braulio Rafael Martínez Salgado, Roberto Gómez, el popular cadenita chofer insigne que laboraba en el antiguo Terminal de Pasajeros y otros tantos amigos que conformaban un grupo de amigos que éramos clientes fijos del Castelo. Elimar con su excelente apetito devoraba el pollo frito completito a pesar de su corta edad. ¿Qué tal chamo? Me preguntaba ¡Muy bueno! Le contestaba y el soltaba la carcajada. Y preguntaba a los comensales del momento ¿Cuándo Cheo ha encontrado comida mala? Bueno, chamos, pregúntenle a la fraterna Dilia donde al concluir de degustar un “cruzao” con pasta corta la respuesta es idéntica. Eran exquisiteces.

Para Atapirire los viajes eran casi todos los lunes. Chamo, me decía, concluyo la columna, vamos al Castelo, degustamos un pollito con espagueti y nos vamos. Mi hermano Roberto, Braulio, el primo Pedro Sergio, Roberto Gómez, el negro Mogollón y hasta el Prof. Merlín, se entusiasmó un día y metió el pájaro rojo, su impecable LTD y se nos apareció allá con su botella de Buchanan’n de Luxe, “entre los buenos el mejor” según sus convincentes palabras. Corrió con tal suerte que el menú era pavo guisado con pasta corta, que la prima Barbarita, preparó de rechupete. Hasta un regalo le hizo el profesor para premiarla por la exquisitez que él tenía años no paladeaba. Una cena de antología. ¡Muy bueno! Chamo.

El deporte en la ciudad perdió, con la desaparición física de “Pejas”, su mejor aliado, el periodismo un excelente, honorable, y digno comunicador social, la ciudad un luchador social insigne en sus más sentidas reivindicaciones y nosotros más que un amigo a un hermano mayor leal, consecuente, solidario y guía en muchos de nuestros pasos como hombre público. «Tranquilo chamo, me repetía, «el que hace el bien sin ver a quien, en su tránsito terrenal, Dios lo premia y le da albergue en su santa gloria». En el caso de «Pejas», no queda un ápice de dudas de que, goza de ese privilegio por su impecable y ejemplar hoja de vida al servicio de las mejores y más nobles causas del deporte y la comunidad. Dios lo tiene en su santa gloria.

Indiscutiblemente “Pejas” le dio valor a la amistad y su excelente relación con la gente y amigos, le permitió vivir plenamente su vida y, a los que tuvimos la dicha de conocerlo, siempre lo recordaremos afectuosamente ¡Amigos por siempre!

Twitter: @Cheotigre
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