El vuelto

Opinión | diciembre 15, 2020 | 6:16 am.

El drama del vuelto en Venezuela es un tema cotidiano. Muchos comerciantes no quieren dar la diferencia en dólares al vender sus artículos y, lo que es peor, obligan a sus clientes a gastar todo el billete que tengan a mano, ya sea de $ 5,10,20 ó 50, en su local y/o negocio.

Antes, el problema se reducía a los comercios asiáticos, quienes se hicieron famosos por nunca dar cambio y suplantarlo por la entrega caramelos.

Ahora la cosa es diferente. Parece que en todos los comercios, grandes o pequeños, desaparecieron los billetes de $ 1,5 ó 10; ya que nunca tienen para dar el vuelo. Y, muchas personas que logran ganarse unos pocos dólares no pueden darse el lujo de gastarlos en cosas que no son necesarias para él o sus familias.

¿Dónde está el sencillo? Es la pregunta que me hago… ¿será que los esconden? Y si es así ¿por qué lo hacen?… Hace unos días me sucedió un episodio bastante interesante. Acudí a un comercio para adquirir algunas cosas. El total a pagar fue de unos 17 dólares, gracias a Dios tenía un billete de $10, otro de $5 y 2 de $1. Al retirarme del mostrador me topé con un conocido y luego del choque de codos (por aquellos del coronavirus) empezamos a conversar y preguntarnos aquellas interrogantes típicas: ¿cómo está la familia? Y el políticamente común ¿cómo ves la vaina?

Al cabo de unos minutos, escuché que la trabajadora del negocio le informaba a quien había pasado detrás de mí que: «señor, no tenemos 2 dólares de vuelto». Aquello me impactó y me encolerizó, pues, no hace menos de 5 minutos atrás yo mismo había dado dos billetes de $1; no pude contenerme y le pregunté a la muchacha ¿y los que te acabo de dar? Ella, sorprendida, apenada y tal vez con mucha culpa (seguro ella solo cumple con una orden) respondió: «sí, sí, es verdad aquí los tengo…».

Otra realidad que ocurre con el sencillo es el comercio que se ha desatado del billete en sitios específicos como el Mercado de Puerto La Cruz y el Bulevar 5 de Julio de Barcelona. Es increíble la cantidad de personas que compran el billete de $1 y de $5 dólares y los pagan al cambio del momento con bolívares en efectivo. Ahora bien, mi inquietud es ¿qué hacen con esos billetes de baja denominación?

La economía venezolana es una mezcla de enredo, caos e ilegalidad que se extiende por todas partes. Aquí todo se vuelve un negocio, pues el no tener sencillo es un negocio para el vendedor que obliga al cliente a consumir más en su local y es un negocio para aquel que compra el papel moneda en la calle.

Lo cierto es que poseemos una economía dolarizada – donde todo se maneja en divisas – pero que el Estado no quiere dolarizar formalmente, generando de esta forma esta cadena de irregularidades que repercute en más problemas para el ciudadano común.

En conclusión, el que tenga su sencillito en dólares guárdelo… Y solo úselo cuando sea necesario hacerlo, ya que eso es «oro en polvo».

Así de claro, así de simple.