Hermana de supuesto testaferro de Alejandro Andrade: Me quebraron, mi hijo me pateó

Nacionales | agosto 20, 2020 | 7:26 pm | .

La abogada María Gabriela Mirabal, hermana de Gustavo Mirabal Castro, señalado como testaferro de Alejandro Andrade, el ex Tesorero Nacional y ex escolta de Hugo Chávez que fue arrestado en Florida, expresó este jueves que la “quebraron” al tener que denunciar a su propio hijo por agredirla y robarla.

“Tras haber vivido el dolor más profundo que cualquier madre pueda imaginar, regreso para relatar éste horror: Mi hijo Gustavo Arrieche Mirabal, a quien no veía desde hace 10 años, apareció en mi puerta el domingo 16.Mi alegría fue inimaginable! Solo duró 2 seg!!!. Corrí a abrazarlo:»mi amor, mi bebé»!!. Sacó una pistola, la puso en mi sien, me roció con gas pimienta. El matón que vino con él estaba desconcertado”, detalló Mirabal en su cuenta oficial Twitter.

La jurista recuerda que “para quienes no conocen mi historia, mi hermano, Gustavo Adolfo Mirabal Castro, es testaferro de Alejandro Andrade. Se robó $ 250 millones. Compró a mis padres, hermanas, finalmente a mis hijos. Nunca fui partícipe de sus actos ilícitos; lo repudié y denuncié ante autoridades, a través de las redes sociales, dentro y fuera de Venezuela. Hoy se esconde en Dubai, rodeado de lujos y caprichos que el dinero mal habido compra. A raíz de mis denuncias se le cerraron muchas puertas, congelamiento de bienes y dinero. Las represalias no tardaron en llegar: Víctima de terrorismo judicial, secuestro, injurias, agresiones físicas y psicológicas. Prohibición de salida del país. No pudieron conmigo!..Hasta hoy”.

“Recurrieron a mi hijo y lo manipularon para vengarse de mí: Mi hijo me pateó, me partió dientes, me robó (2da vez que me roba, ese día lo supe!) , amenazó con matarme y repitió que mis hermanos y padres estaban al tanto y muy satisfechos con el daño que me estaban infligiendo. Le supliqué que me matara de una vez, porque no sé cómo seguir viviendo siendo testigo y víctima de lo que se había convertido. Paradójicamente el malandro que lo acompañó me protegía del ataque despiadado de «mi hijo». El horror no termina allí!”, acotó.

Finalmente, María Gabriela Mirabal relata que “llega el Cicpc y no podía articular palabra!. Ni en mi peor pesadilla podría yo plantearme estar denunciando a mi propio hijo!. Se llevó lo poco de valor que quedaba en mi hogar, pero me saquearon el espíritu!, no sé cómo voy a vivir con este acto contra natura!. Por fin…me quebraron!”.