¡Qué vergüenza con Carlos Sánchez Berzaín!

Opinión | mayo 15, 2020 | 6:24 am.

En Venezuela hay un viejo chiste de un fulano que se enteró que su mujer lo engañaba. Esperó escondido en su casa para agarrarla in fraganti en el acto con el individuo. Al llegar la infiel acompañada del sujeto y comenzar a mostrarse tal cual la habían echado al mundo, aparecieron las arrugas y los pliegues que su esposa tenía y que solamente él creía que conocía después de muchos años de matrimonio. Pero en lugar de enfrentarlos y descubrirlos, se quedó escondido avergonzado de la condición física de su esposa frente al desconocido, diciéndose a sí mismo: ¡qué vergüenza con ese señor!

Esa misma sensación me paso por la mente cuando Carlos Sánchez Berzaín, Director Ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, desnudara la inacción de Juan Guaidó ante lo que está sucediendo en Venezuela, explicando con lujo de detalles cómo podría el Gobierno Interino desalojar institucionalmente y con toda la legalidad del mundo y por la fuerza al régimen de Nicolás Maduro Moros.

¡Qué vergüenza que te digan eso! ¿Cómo es posible que a esa misma conclusión política no se haya llegado en Venezuela en todo este tiempo en que Guaidó ha ejercido como Presidente Encargado?

La cosa fue tan contundente que hasta «El Ciudadano», Leopoldo Castillo enmudeció porque no tenía como rebatir que Guaidó no hubiera hasta este momento procedido institucionalmente como Presidente legitimo de Venezuela solicitando la ayuda militar internacional necesaria para desalojar la mafia de delincuentes que se han apoderado del país, como se le ha recomendado múltiples veces, no solo en Venezuela sino en el exterior. Tengo la impresión que Castillo y EVTv, como ancla comunicacional del Gobierno Interino, fueron por lana y salieron trasquilados. Intentaban con esa entrevista justificar públicamente la chapuza del famoso contrato, utilizando la opinión calificada de quien ha sido uno de los personajes que internacionalmente tiene más claro el problema venezolano. Y siendo como es Leopoldo Castillo, especialista en temas internacionales, no le quedó otra que aceptar ese juicio.

Pues bien. Juan Guaidó definitivamente no está actuando de la manera que corresponde como Presidente Encargado y legitimo de Venezuela. Para cualquiera que haya visto esa entrevista eso resulta más que evidente. Pero para los venezolanos es un lugar común decir que está controlado por el G4 (Henry Ramos Allup) y el jefe de su partido (Leopoldo López), quienes han decidido por él cohabitar con Nicolás Maduro Moros, a contracorriente de lo que pensamos todos quienes estamos sufriendo el infierno narco socialista en Venezuela. En otras palabras, no es Juan Guaidó el que decide en el Gobierno Interino por más Presidente Encargado que podamos decirle. ¿Cómo deja eso a la persona de Juan Guaidó? ¿Cómo un títere? Y esto no me lo pregunto yo solamente.

Ponerse al frente de una operación militar de rescate de Venezuela no es cualquier cosa. En primer lugar requiere de una decisión política fundamental de la persona del Presidente Encargado y su Gobierno Interino. Además requiere de una tesitura personal muy especial de quien tome esa decisión que está muy lejos de ser la de alguien de las características de un títere. ¿Tenemos realmente eso con Juan Guaidó? Si lo que tenemos es una persona que se deja manejar por otros por encima de las graves necesidades de sus compatriotas, debemos de una vez enfrentarlo en Venezuela y ver cuáles son las salidas para ese problema.

La oposición oficial del G4 nos ha dicho claramente no está en la disposición de tomar ninguna decisión que enfrente al régimen por la fuerza, y se ha demostrado que es por los múltiples vínculos que los atan con ellos, lo que la convierte en su principal protector y aliado. Si esto no es así, demuéstrenlo inmediatamente moviéndose en la dirección correspondiente. Nada me gustaría más que estar completamente equivocado.

Es por eso que cuando vemos desnudar la realidad de la oposición oficial venezolana, mostrando toda la fealdad debajo del ropaje de su principal líder como Presidente legítimo, decimos, ¡qué vergüenza con Carlos Sánchez Berzaín!, quien como cualquier latinoamericano esperaría que con la histórica tradición libertadora de los venezolanos, nuestro liderazgo político hubiera asumido una actitud más cónsona con esa herencia republicana.

Cuando Bolívar salió fuera de Venezuela a buscar la ayuda de soldados extranjeros ya estaba al frente de la lucha por la independencia. No fue a que otro nos liberara por el pago de un contrato sin él mismo haberla comenzado personalmente. Ya se había puesto al frente de la gesta libertadora. Pues es algo así lo que está planteado en Venezuela. La naturaleza criminal de quienes han tomado de rehenes a la población para saquear el país, nos habla del tamaño de las decisiones que se deben tomar y de la altura moral y ética de quienes deben hacerlo. La gran pregunta es ¿tenemos los venezolanos al frente de esta lucha a esas personas? La cruda realidad nos indica que no.

Pero si no tenemos al frente a las personas correctas ahora, eso no significa que no existan. Será entonces nuestro deber y obligación lograr que se produzca un cambio porque por algo muchos venezolanos dignos han dejado su sangre en las calles y en las cárceles de este país. No puede ser que dejemos que quienes tienen ahora la responsabilidad de conducir los destinos de una oposición oficial inmoral, que dejó de representarnos hace tiempo, alarguen criminalmente esta matanza en cámara lenta –Diego Arria dixit- a la que está sometida Venezuela.

La situación venezolana no acepta más retrasos. Si el Presidente legítimo no actúa, sea por la razón que sea, no tomando las decisiones que le corresponden asumiendo su responsabilidad, que es única y personalísima, entonces tendrá que venir otro a tomarlas. Si Juan Guaidó llegó a esa posición de Presidente Encargado por imperativo del Art. 233 de la Constitución, será necesario un pronunciamiento del TSJ Legitimo y de los constitucionalistas del país acerca de la situación inédita que se nos está presentando con un Presidente que no ha cumplido con su obligación de convocar a elecciones como se lo exigió el Art 233, y lo exigimos todos los venezolanos el 23 de enero de 2019, luego de más de un año de haber asumido el cargo. Tendrá que venir alguien a sustituirlo. Ese debate tendremos que darlo. Ya basta de seguir dando vergüenza ajena…

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