Pandemia y política

Opinión | abril 21, 2020 | 6:30 am.

Esta pandemia no es la primera en la historia, ni será la última. En el caso de las enfermedades transmisibles, si no existe una vacuna o un tratamiento efectivo, es necesario tomar medidas para limitar el daño. La pandemia actual no ha sido manejada adecuadamente por la mayoría de los gobiernos, dictatoriales o democráticos. Unos ocultaron información. Otros le restaron importancia. Algunos hablaron ridiculeces y casi ninguno estaba preparado. En Venezuela y en otras dictaduras, médicos y periodistas están perseguidos por informar.


La que viene puede causar más estragos, sea producida por diferentes virus, bacterias resistentes a los actuales antibióticos o por cualquier patógeno. Por ello se requiere prepararnos con tiempo. En vez de invertir en armamentos o en áreas no prioritarias es necesario formar más personal médico, paramédico y de enfermería, construir más hospitales dotados de todos los equipos necesarios y dedicar más recursos a la investigación en el área de la salud.

En el caso de Venezuela es evidente el abandono de la estructura hospitalaria y el déficit de equipos, la escasez de personal del área de salud, que se han visto obligados a emigrar, y la falta de algo tan básico como es el suministro confiable de agua, energía eléctrica y combustibles.

Solicitarle al narcorégimen que arregle esta situación es perder el tiempo. Lograremos sacarlos del poder, pero hay que evitar que el próximo gobierno cometa los mismos errores que hemos repetido a través de nuestra historia.

El país está en la carraplana y se requerirá mucho dinero para recuperarlo. Seguramente será posible obtener algunos préstamos, pero siempre serán escasos ante las grandes necesidades. Todos los sectores alegarán que son prioritarios y protestarán si sus demandas no son atendidas. El petróleo era nuestra pila de agua bendita, donde todos metían la mano. Ya no será posible. Con una producción de solo 660.000 barriles por día, las refinerías en el suelo y un precio del crudo que no es de prever alcance los niveles del pasado relativamente reciente, y con las industrias del hierro y del aluminio destruidas, la reactivación requerirá grandes inversiones. Solo nos quedan los ingresos por oro y diamantes, con los que no llegamos ni a primera base.

Seguramente habrá presión para mantener las empresas del estado consideradas como “estratégicas”, pero la realidad obligará a privatizar. Sin embargo esto requerirá tiempo. Mientras tanto, la prioridad debe ser recuperar parcialmente la actividad petrolera , lo cual sería relativamente fácil si se permite el ingreso de profesionales capacitados, se despiden los comisarios políticos y los empleados que no agregan valor, se mantiene a los jóvenes profesionales que se han formado en estos años, se facilita la colaboración de los socios privados de las empresas mixtas y se disminuye la participación accionaria del estado en las mismas. Desde luego también se requerirán inversiones.

La otra prioridad es la recuperación del sector agrícola, hoy muy golpeado por la escasez de combustibles y de insumos. Nuestros productores nos recuerdan que el fútbol, el beisbol y los espectáculos no son imprescindibles, la comida sí lo es.

¿Cómo lograr enderezar entuertos en el poco tiempo que exigen las penurias que pasa la población? ¿ Con un gobierno de transición que convoque elecciones en tiempo perentorio? ¿En medio de una campaña política con varios candidatos ofertando villas y castillos? ¿Cómo reaccionaría el pueblo ante la falta de respuestas a corto plazo?

Aunque se aprobó un Estatuto para la transición, el agravamiento de la situación amerita una revisión. Las circunstancias obligan a un Pacto Político entre los partidos de oposición que incluya organizaciones de la sociedad civil. La transición no debería ser corta, quizá dos o tres años, en la cual se tomen medidas que pueden ser duras, pero necesarias. El presidente (e) Guaidó debe estar en Miraflores el Día D+1. El Pacto establecería si debe permanecer los años de la transición o si se designa a otra persona, como fue el caso de Ramón J. Velásquez. Pudiese ser nombrado por la Asamblea Nacional o por los integrantes del Pacto, y contar o no con un Consejo de Estado. Lo fundamental es una transición larga y que de alguna manera acepte la presencia de chavistas no incursos en violaciones de derechos humanos, ni en corrupción Al final de la misma las circunstancias decidirán la conveniencia o no de ir a elecciones con un solo candidato.

Como (había) en botica: Solidaridad con las empresas Polar. Dante Rivas el “protector”de Nueva Esparta recomienda alargar tres meses el contenido de cajas Clap. Suponemos la próxima vendrá con orden hospitalaria para reducción del estómago. En estos días fallecieron personas apreciadas: Ana María Borbón, esposa del ingeniero agrónomo Fernando Morales Bance; el ingeniero petrolero y Académico Rubén Caro; el geólogo Fernando Rodulfo; el ingeniero industrial Pedro Mantellini y Napoleón Márquez del área de refinación. Todos ellos trabajaron en la Pdvsa meritocrática. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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