Carnaval en La Guayra, sin agua ni servicios

Opinión | febrero 18, 2020 | 6:18 am.

El venezolano común que va a el estado Vargas y visita alguna de sus parroquias o tiene que ir al aeropuerto de Maiquetía o a otro sitio, al igual que algunos amancebados varguenses afectos al régimen, perciben un remozamiento de la vialidad central del estado, y de alguna manera se puede reconocer, que el general Carneiro, como buen seguidor de la política del cemento impuesta por Marcos Evangelista Pérez Jiménez, ha realizado algunas obras de infraestructura que le han generado excelentes réditos pecuniarios a su familia y amigos.


Así observamos que dentro de dichas obras tenemos la cinta costera de Vargas, entre La Guayra y Macuto, la cual implicó un movimiento de millones de metros cúbicos de tierra para compactar el muro formado, y construir dicho boulevard, el cual culmina en el nuevo estadio de La Guayra, el cual, según un amigo patriota cooperante, involucrado en dicha construcción, desde el año 2011, costó 3 veces más que el yanqui estadio. A estas construcciones debemos agregarle los dos terminales de transporte, las dos plazas Bolívar en Catia La Mar y La Guayra y no hablemos de la construcción del nuevo teleférico Macuto Galipán, el cual es la mejor demostración del capitalismo salvaje impuesto por este pranato de narco delincuentes, así como de otros negocios turbios y mal olientes, que se deciden frente al mar, en Playa Grande.

Un negocio lucrativo y redondo para la familia del gobernador han resultado las horripilantes jardineras de piedra construidas a lo largo de la vía principal, las cuales son tan mal hechas que diariamente observamos a obreros reponiendo las piedras que se despegan por la escasez de pegamento que le colocan, así como las canteras que explotan y que también son dirigidas por su entorno íntimo.

El caso es que estamos ya en la víspera del carnaval y toda el estado Vargas, está adornado con figuras alusivas a la fiesta del rey Momo y con guirnaldas, debido a que la sagacidad del gobernador es tal que también han creado una empresa exclusiva, dedicada a adornar las vías litoralenses durante todo el año, semana santa, vacaciones escolares, fin de año, lo cual ha convertido su gestión de gobernante, en próspero y floreciente empresario y como expresamos en el párrafo inicial de nuestro escrito, se percibe un remozamiento en el litoral.

Ese remozamiento y adorno carnavalesco es posible que induzca a pensar a quienes nos visiten, que los varguenses vivimos en un estado pletórico de bienestar, con altos niveles de calidad de vida, con óptimos servicios públicos y sin ningún tipo de problemas en materia de seguridad.

Como varguense no puedo quejarme por la construcción de las obras señaladas. Pudiéramos decir que es el progreso o la modernidad, pero como habitante de esta franja costera desde hace 66 años, no puedo quedarme callado ante la acción del referido gobernador, el cual ha priorizado como punta de lanza de su gestión, el pan y el circo.

Sí señores lectores, el pan y el circo. Ya que el susodicho gobernante, como militar egresado de la escuela militar, aprendió en ella el arte de la lisonja y el halago, debido a que en dicha escuela, como en todas las instituciones militares de nuestro país, se celebra hasta el cumpleaños del gato, el de mi cabo, mi distinguido, mi sargento, mi subteniente y pare usted de contar y otra cosa es que, a la investidura del superior se asume como propia, mi cabo, mi sargento, mi teniente, mi mayor, cuando lo lógico sería, señor teniente, señor coronel, señor general; y ahora el general, ha entendido que como no ha hecho nada en 12 años como gobernante de la región, en cuanto a solucionar los álgidos problemas que sufrimos quienes vivimos aquí, en materia de servicios públicos, los quiere hacer invisibles y como buen seguidor de Nerón y Calígula, ofrece semanalmente fiestas populares, tanto en la cinta costera, como en Catia la Mar, para que los obsecuentes seguidores e incautos, drenen los problemas de la semana, del trabajo y de la casa y olviden sus penurias que son recordadas inmediatamente cuando llegan a sus casas y se consiguen que no tienen agua en la misma, o cuando deben ir a un centro de salud público y no consiguen el analgesico para paliar el dolor que tiene.

Ojala que el varguense, así como el ciudadano que visita nuestro estado, apreciase en realidad el estado calamitoso en que nos encontramos los varguenses por la mala gestión de este gamonal pretoriano, que desdice lo que debe ser un gobernante, debido a que los centros de salud pública están en tan malas condiciones que, a raíz del accidente sufrido en días pasados , cuando se volcó un autobús que transportaba unos deportistas en la autopista Caracas La Guayra. Estos fueron llevados al hospital Rafael Jiménez en Pariata y se consiguieron que no había ningún tipo de medicinas para atenderlos, de allí los pasaron al seguro de social de La Guayra, donde tampoco pudieron ser atendidos y tuvieron que ser trasladados a Caracas.

De igual manera, en la maternidad de Macuto, se presentó hace algunos días un caso de Meningitis Neonatal y tampoco pudo ser atendida. Lo lamentable de todo esto es que el régimen de terror impuesto por las autoridades administrativas, no permite que estos casos sean ventilados a luz del día y los conocemos gracias a nuestros amigos trabajadores y patriotas cooperantes, que nos nutren con su información y recomendaciones, que nos permiten exteriorizar sus problemas ante la opinión pública.

El caso es que todo el litoral varguense en su vía principal está adornada, incitando y motivando a todo aquel que quiera disfrutar el carnaval frente al mar. Lo que no saben los visitantes es que el varguense común no podrá disfrutar ese carnaval debido a que las penurias de la vida diaria le limitan su gozo, porque el ciudadano que vive en el barrio, lo que percibe es la miseria representada en los malos servicios públicos, donde los adornos son los cúmulos de basura, sin agua, con una energía eléctrica intermitente, y pidiéndole a dios que no le suceda un malestar de salud, porque no tiene donde recurrir, por lo cual pudiéramos decir: Una cosa piensa el burro y otra cosa piensa quien lo arrea.

Es vital y urgente, salir de estos delincuentes que destruyen a nuestra Venezuela.

Historiador