Acuerdo necesario

Opinión | enero 27, 2020 | 6:25 am.

La gira de Juan Guaidó representa un gran mensaje para los venezolanos.

Hay un inmenso deseo de las primeras potencias del mundo en que Maduro salga del poder. De eso no hay duda y Juan Guaidó ha sido la persona que en suerte, por ser el presidente de la Asamblea Nacional, que le ha correspondido llevar el mensaje y recibir el afecto mundial.

El reconociniento y las manifestaciones son importantes, pero más importante es lograr que se materialice ese reconocimiento en ayuda efectiva. Que no solamente es económica, en alimentos o medicamentos. Tampoco de generar una presión para impulsar un proceso electoral. Quizá eso bastaría si el régimen que somete a Venezuela y cuyo rótulo es Nicolas Maduro (es el rotulo pero no la composición total) no tuviera el talante que tiene.

Esos apoyos internacionales (los cuales se agradecen infinitamente) solo representan fuegos artificiales, destellos de alegría o de emociones visuales pero que se quedarían solo allí, mientras no se conforme un verdadero equipo capaz de representar una amenaza cierta y creíble para los «usurpadores» aunque mejor le queda el calificativo de tiranos.

Para los que dicen que siempre andamos con «un pero» en contra de todo lo que hace Guaidó, aquí no le estoy poniendo pero.

Solamente quiero manifestar que esa gira quedará solo en un paseo mientras los países aliados no se decidan a intervenir como es el deseo de millones de venezolanos. Esa intervención; entiendan bien, no es invasión. Hay que acordarla bajo los parámetros de los instrumentos internacionales y nacionales (#TIAR, R2P, 187.11) y suscribir un documento de ganar- ganar en el que se fijen las reglas de la intervención y las «ganancias» que la misma conllevará para las partes que se involucren.

Sí. Las ganancias y la permanencia de los colaboradores en suelo venezolano. Deben existir garantías tanto para quienes deseamos y apostamos por la libertad de Venezuela pero también para quienes se involucren para obtenerla.

Un gran acuerdo mundial (EEUU, Colombia y Brasil) que se establezca lo que vendrá para Venezuela, cómo se reconstruirá y la manera de reinstitucionalizarla. Luego de tener un país con estabilidad política, social y económica, desde luego, bajo la vigilancia de equipos economicos y militares multinacionales, bienvenidas las elecciones libres. Antes, es un salto al vacío, una aventura que terminará en mayores desencantos y se multiplicaría la diáspora.

La unidad, entonces, es para construir ese acuerdo de desalojo. No para «elegir» a alguien para que se presente como candidato para que no dirijan nada. Porque no hay instituciones.