Fetrazulia y Rubén González

Opinión | diciembre 26, 2019 | 6:26 am.

Las dictaduras son enemigas acérrimas del movimiento sindical. Este representa conjuntamente, con la libertad de expresión, la esencia de las libertades democráticas y los derechos humanos. Esto lo convierte en el blanco predilecto de los tiranos y ser el quitasueño de los dictadores, quienes se plantean desde un principio secuestrar las organizaciones sindicales en provecho de sus proyectos políticos.


Este accionar dictatorial lo ejecutó Fidel Castro al pie de la letra en Cuba al entrar triunfante a la Habana aquel 1ro de enero de 1959. Se planteó como objetivo secuestrar la central histórica de los trabajadores cubanos, la Central de Trabajadores Cubanos, la famosa CTC, para ponerla primero al servicio del Movimiento 26 de Julio y luego integrarla como un apéndice al Partido Comunista Cubano y a la tiranía más longeva que conozca el continente americano.

Este plan macabro que pretendió Hugo Chávez imponerlo con el Referéndum sindical del 2 de diciembre del 2000. Y luego con la presentación de una plancha oficialista en las elecciones de la CTV en octubre de 2001. Le significó en ambas morder el polvo de la derrota a pesar de que contaba con altísimos niveles de popularidad. Con el referéndum sindical no consiguió animar a la población en su propósito de disolver las centrales sindicales, logrando un pírrico 5% de participación y luego en el proceso electoral cetevista su candidato fue barrido al ganar Carlos Ortega para convertirse en el primer presidente de la central obrera electo por la base.

Estas derrotas marcaron el curso antisindical del régimen mediante el cual ha generado todo género de tropelías, violentando convenios colectivos, desconociendo dirigentes sindicales. Creando una central gobiernera como lo es la CSBT presidida por un robusto personaje cuya característica es lamerle las botas a la dictadura. Lo hizo primero con el comandante y ahora con el que se hace mal llamar presidente obrero.

El superbigotes, como se autocalifica el mandatario usurpador con actitudes cercanas a un Mussolini cualquiera, se ha trazado como objetivo exterminar todo vestigio de libertad sindical. En primer lugar la ha emprendido contra Rubén González sindicalista de la estatal Ferrominera, preso por dirigir una huelga justa. Y ahora contra Fetrazulia, federación histórica de los trabajadores zulianos a quien acaba de desalojar de su sede establecida bajo comodato con el gobierno regional desde 2005, a pesar de estar vigente mediante comodato la posesión de la sede situada en Maracaibo.

¿Cuál es la piedra en el zapato del régimen? Que ambas instituciones, tanto Sintraferrominera, sindicato de los trabajadores metalúrgicos de Ciudad Piar, y por otra parte Fetrazulia, se han mantenido como organizaciones autónomas de los trabajadores, quienes siendo blanco de los ataques gubernamentales representan en 2019, la aberración del atropello gubernamental ante el mundo entero que ya conoce a través del Informe de la Comisionada de Naciones Unidas Michelle Bachelet, las permanentes tropelías que se cometen a diario contra el movimiento sindical venezolano.

La alarma cunde entre los sátrapas del régimen que pululan en todo el aparato estatal. La conflictividad laboral se acentúa. Siendo 2019 el año mas movido en la materia de los 20 años transcurridos, al registrarse como jamás 16.500 protestas sociales, siendo la mayoría protestas de trabajadores cansados de vivir en un régimen que los condena a la miseria, y a esperar las migajas de petros, bonos patrios, que marcan la basura ideológica de una tiranía cada vez más odiada por la población.

Estas son las verdaderas razones de los ataques a Fetrazulia. A Rubén González y a numerosos sindicalistas perseguidos por el régimen solo por defender sus sindicatos y contratos colectivos. Situación que ha marcado a toda una generación de trabajadores y sindicalistas que han aprendido la lección de la autonomía sindical. Es decir que las organizaciones sindicales no deben estar secuestradas ni por gobiernos, ni por empleadores privados, ni por partidos políticos. Estos casos recientes determinan aún mas la mas extendida solidaridad del movimiento sindical y gremial no solo a nivel nacional, igualmente a nivel internacional, a quienes esperamos en sus manifestaciones de apoyo.

Movimiento Laborista